Home Office – ¿Maldición o bendición?

Al hablar de home office, todos pensamos en trabajar desde el sofá en chándal, con una camiseta sucia y sin peinar. ¿Pero qué pasa cuando llega la hora de acabar la jornada, pero aún tienes trabajo por terminar? ¿Eres capaz de desconectar completamente?

Según un estudio del instituto económico de la AOK, el 70 % de las personas que trabajan desde casa (home office) sienten rabia y disgusto en su día a día. En los trabajadores de oficina, esto se da en un 60 %. También es mayor el riesgo de “quemarse” a causa del trabajo (burnout), ya que se tiene tendencia a descansar menos o nada o trabajar durante la noche o el fin de semana. Además, las distracciones en casa pueden ser incluso más grandes que en la oficina. Ya sean los niños que no entienden que, aunque esté su madre o padre en casa, no pueden prestarles atención, o nuestro propio vago interior que no deja de recordarnos que acaba de salir una nueva serie en Netflix. ¿Cómo compaginar entonces trabajar desde casa y la vida privada?

Arquitecta trabajando en la oficina

¿Qué hay que tener en cuenta al trabajar desde casa?

Lo más importante es separar el trabajo de la vida privada. Para ello, habría que planificar con antelación cuál sería el lugar de trabajo en casa, porque, aunque la expectativa de trabajar desde el sofá sea muy atractiva, en la práctica es más bien contraproducente. Lo mejor sería tener un despacho independiente con puerta. Así, tus amigos y familiares sabrán perfectamente que estás trabajando y no deben molestarte. Este límite deberás comunicarlo claramente a tus amigos y familiares. De la misma manera, tus jefes y compañeros de trabajo deberán saber cuándo estás disponible. Esto no solo te facilitará el trabajo a ti, sino también a tus compañeros en la oficina, que podrán planificarse acorde a ello. Otro consejo son llamadas semanales. Ya sea por vídeo o por teléfono, es importante que recibas feedback de forma regular, ya que trabajando en casa es muy difícil recibir feedback de alguna otra forma.

Los pro y los contra de trabajar en casa

Una de las razones para abogar por trabajar desde casa es la conciliación laboral y personal. Así no tienes que cogerte el día libre si tienes que llevar a tu hija o hijo al médico o tiene que venir el técnico a reparar la calefacción. También te ahorraría el tedioso y estresante camino de ida y vuelta de casa al trabajo. Según estudios, trabajando desde casa aumenta la productividad y se cae menos enfermo. Pero donde hay ventajas, también hay desventajas. Para la mayoría de las personas que trabajan desde casa, es complicado separar el trabajo de la vida privada, ya que el trabajo está presente en casa constantemente. De esta forma, no se deja de trabajar nunca y se cae enfermo debido al estrés. Según la AOK, las personas que trabajan en casa sufren más problemas psicológicos. La mayor dificultad de comunicación con tus propios compañeros de trabajo también puede convertirse en un problema a largo plazo.

Nuestra opinión se resume en que trabajar desde casa puede ser tanto una bendición como una maldición. Todo depende de la disciplina del propio individuo y la cooperatividad de tus superiores y compañeros de trabajo. No recomendamos trabajar desde casa más de tres días a la semana, para conseguir un buen equilibrio entre el trabajo y la vida privada.