Claves para aumentar la creatividad en el trabajo y darle un giro a tu perfil 

Los perfiles híbridos son cada vez más solicitados en las empresas. Personas que combinan una excelente destreza técnica con habilidades blandas que les ayudan a asumir funciones directivas más allá de su especialización. Las fronteras entre departamentos y proyectos son cada vez más porosas y saber un poco de esto, otro poco de lo otro y mucho de algo convierte tu perfil profesional en talento muy valioso. La creatividad forma parte de estas habilidades tan demandadas que enriquecen un buen desempeño técnico, ¿cómo puede desarrollarse? 

persona creativa con traje

Gestionar el pensamiento divergente y convergente 

Los estudiosos del comportamiento y de cómo se produce la creatividad en nuestra mente afirman que tenemos dos formas de pensamiento. Un pensamiento divergente que genera innumerables opciones para solucionar un problema. Y un pensamiento convergente que se ocupa de seleccionar cuál de todas tiene mayores probabilidades de acertar con la solución. La clave de la creatividad está en aportar el máximo de opciones posibles, de estimular el pensamiento divergente para que produzca cuantas más posibilidades mejor. La teoría es que cuanto mayor es el número de ideas o soluciones, mayor es la probabilidad de que se resuelva un problema. 

Para poder ejercitar la creatividad hay muchas técnicas y ejercicios inspirados en esta teoría. Unas de las más populares son las técnicas de brainstorming/brainwriting basadas en la generación de posibilidades sin someterlas a juicio en un primer momento.  

Otra forma de trabajarla es ejercitando el pensamiento lateral. La manera que tenemos de conocer el mundo está basada en patrones. Somos expertos en la lectura e interpretación de patrones que facilitan la lectura de las situaciones de manera muy rápida, como puede ser un gesto en un rostro. Pero también estamos presos de estos patrones, ya que son como moldes que aplicamos a situaciones similares para actuar en consecuencia. El problema es que los patrones nos impiden ver más allá de esos límites. A no ser que los forcemos. Es ahí donde se abre la posibilidad de ser creativos, haciendo uso de un pensamiento lateral o fuera de la caja. Tomando otra perspectiva que refresque la mirada y pueda desbloquear un prejuicio limitante.  

Algunas técnicas de las que echar mano 

Entrenar la creatividad es como conseguir bajar de una hora los diez kilómetros corriendo o que salga perfecta la paella. Hay que trabajarlo regularmente hasta que se consigue. Te hablamos de algunas de las actividades o ejercicios que se pueden hacer para estimular la imaginación y que el flujo de creatividad surja fácilmente cuando nos enfrentamos a un problema. 

Así como el propio juicio, la presión grupal y el temor a hacer el ridículo son barreras a la creatividad, también existen puentes que la despiertan. Uno de los ejercicios con los que se puede poner en práctica y estimular la generación de ideas, de aportar soluciones a un problema, es plantear preguntas que funcionen como disparadores. Por ejemplo, responder ante una posible solución: “Sí, ¿y qué más?” en sustitución del “Sí, pero…”, que suele aparecer ante la resistencia al cambio. O dar la posibilidad de darle vuelo a la idea mediante la pregunta “¿Qué ocurriría si…?”. 

El pensamiento divergente (generación de ideas) y el convergente (selección de las adecuadas y toma de decisiones) son fenómenos que se producen a diario en nuestra mente cuando se presenta un dilema. La clave para desencadenar un proceso creativo en ella está en separar estas dos fases, según señalan en la Creative Education Foundation y su metodología de Creative Solving Problem (CSP), generar el máximo de ideas y, algo fundamental, aplazar el juicio sobre ellas para no invalidarlas de antemano.   

Para no quedarse demasiado corto ni encontrarse con demasiadas opciones es recomendable ponerse una meta del tipo conseguir siete ideas diferentes antes de dar el siguiente paso. Este será activar el pensamiento convergente: el proceso de selección de esas ideas, adecuarlas a los objetivos predeterminados, mejorarlas, tener en cuenta lo novedoso de las mismas y no rechazarlas (algo que surgirá espontáneamente), sino matizarlas o reformularlas. Trabajar con el “sí” para continuar con el desarrollo, más que con el rechazo o descarte sin que pase por ese proceso de valoración extenso.  

Las técnicas de los seis sombreros, mapas mentales o las conexiones forzadas 

Para seguir con las herramientas que facilitan un flujo de ideas novedosas se puede recurrir a técnicas como los “Seis sobreros para pensar”, desarrollada por el psicólogo Edward de Bono. Esta técnica consiste en imaginar que, a la hora de explorar un problema, nos colocamos un sombrero diferente para pensarlo desde distintas perspectivas. Por ejemplo, con el sombrero rojo activaríamos el modo emocional y se tendrían en cuenta los diferentes estados de ánimo que podrían intervenir en una solución. Con el sombrero blanco lo afrontaríamos desde la mayor objetividad posible, privilegiando sobre cualquier otro tipo de información aquella que es más objetiva o tiene que ver con datos constatables. Y así hasta con seis colores que darían la posibilidad de abordar una misma cuestión desde visiones diferentes. 

Gracias a las conexiones forzadas o los mapas mentales se pueden establecer relaciones que no se nos habían ocurrido y que abren a nuevas posibilidades creativas.  

Entrenarse cada día en este tipo de técnicas favorecerá la creatividad. En ocasiones, una persona se ha centrado en su trayectoria y formación en su parte más empírica y ha dejado de lado la creativa. Sin embargo, esta es fundamental en entornos que requieren innovación, una alta adaptación y resultados sorprendentes.