Combate el estrés laboral con estos prácticos tips

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 30% de las bajas que se producen se deben al estrés laboral. Por supuesto, esta cifra no incluye a aquellas personas que continúan sufriéndolo en sus puestos de trabajo. Pero, aunque no formen parte de las estadísticas oficiales, su productividad se ve reducida considerablemente y su calidad de vida empeora día a día.

Se trata por tanto de un problema que nos afecta tanto individual como colectivamente.

Mujer estresada por el estrés laboral en el trabajo

Estrés laboral, burnout y ansiedad

El origen del estrés es en realidad una respuesta natural de nuestro sistema nervioso a una sensación que se percibe como de amenaza o desafío. Si hablamos del entorno laboral, situaciones como un deadline que se acerca o las exigencias de un nuevo puesto con mayores responsabilidades ponen a prueba la capacidad de reacción.

Para ello se ponen en marcha un conjunto de reacciones fisiológicas que activan los sentidos y la capacidad de respuesta. La más destacada de esas reacciones es la producción de cortisol, llamado “hormona del estrés” y adrenalina.

Gracias a ello somos capaces de enfrentarnos la nueva situación en condiciones óptimas. Esto es lo que se conoce como estrés positivo o eutrés, y resulta necesario si queremos ser capaces de lidiar con los requerimientos más duros del trabajo.

Nuestro organismo no está preparado para hacer durar esa situación de excepción. Cuando el agente estresor se prolonga en el tiempo deriva en agotamiento y pérdida de la capacidad de reacción. La persona que se ha visto expuesta a este proceso sufre un deterioro psicológico y fisiológico que se conoce como estrés negativo o distrés. Aquí es cuando hablamos propiamente de estrés laboral.

El burnout o síndrome del trabajador quemado es una de las formas en que el estrés laboral puede evolucionar cuando se hace crónico. Es característico de una amplia gama de profesiones, especialmente en aquellas que requieren un alto grado de compromiso y dedicación.

Otra forma en que al estrés puede degenerar es la ansiedad. Se produce cuando nuestro sistema nervioso continúa estresado después de que haya desaparecido el agente estresor y debe ser tratada por un profesional.

 

¿Cómo sé que padezco estrés laboral?

Ya se ha visto que el estado excitación y tensión derivados de las demandas puntuales del trabajo no constituyen aún estrés laboral y los hemos diferenciado del burnout y la ansiedad. Es necesario aprender a detectar los síntomas para ser capaz de atajarlo a tiempo y evitar que se cronifique.

Desde el punto de vista fisiológico, los síntomas del estrés son:

  • Tensión muscular y dolores.
  • Fatiga continua, sensación de “no poder seguir”.
  • Dificultades con la memoria y deterioro cognitivo. Incapacidad para la comprensión.
  • Dolores de cabeza frecuentes.
  • Problemas digestivos diversos.
  • Cambios significativos en el peso.

En cuanto al punto de vista de los cambios en la conducta, se pueden presentar:

  • Insomnio o hipersomnia.
  • Trastornos alimenticios: incluye tanto el consumo excesivo como la pérdida de apetito.
  • Tendencia al abuso del alcohol, tabaco o drogas como método de relajación.

Desde el punto de vista emocional:

  •  Irritabilidad.
  • Incapacidad para la concentración.
  • Falta de motivación en nuestra profesión, acompañada por frustración y deseos de abandonar.
 

¿Por qué padezco estrés laboral? Cómo prevenirlo conociendo las causas

Se suele decir que es mejor prevenir que curar y no está de más conocer un poco las causas más comunes del estrés laboral para estar en guardia.

  • Una de las causas más frecuentes y reconocibles es la sobrecarga de trabajo. Aunque se repite continuamente la frase “aprende a delegar”, lo cierto es que esto no es siempre posible, especialmente en lo que concierne a responsabilidades inherentes al puesto.
  • Las responsabilidades asumidas ante la toma de decisiones importantes tanto para la empresa como para el propio futuro profesional suponen un gran agente estresor.
  • Un ambiente laboral tóxico es un gran generador de estrés entre los trabajadores. Un estilo de liderazgo negativo, la carga desigual del trabajo y las responsabilidades, la falta de acción ante el mobbing o acoso laboral son algunas de las causas.
  • La mala gestión del talento por parte de la empresa y ausencia de estímulos para el esfuerzo y el éxito.
  • La sensación de percibir una baja remuneración con respecto al compromiso con la organización.
  • Los conflictos entre la vida privada y el trabajo. Con frecuencia se trata de horarios demasiado amplios, tiempo excesivo de desplazamiento o desplazamientos frecuentes. Pero también puede tratarse de dinámicas y problemas personales que inciden en la vida laboral.
  • Un entorno de trabajo poco adecuado en cuanto a sus condiciones físicas (temperatura, ruidos, etc.).
 

¿Qué puedo hacer para combatirlo?

En primer lugar, no debemos perder de vista que cuando nos enfrentamos a cualquier trastorno psicológico, lo mejor es pedir ayuda a un profesional antes de que la situación se desborde y se convierta en crónica.

Mientras tanto, recuerda algunas técnicas antiestrés laboral para aplicar en tu día a día que te resultarán muy útiles.

Como paso previo, es muy importante no dejarse llevar por la inercia. Una persona aquejada de estrés laboral posiblemente no desee más que volver a su casa y encerrarse para ver la televisión o cualquier otra forma de entretenimiento pasivo.

Por el contrario, es necesario comenzar a realizar actividad física de forma regular, ya sea mediante la práctica de un deporte o acudiendo a un gimnasio. Si el horario de trabajo no lo permite, hay algunos trucos al alcance de cualquiera, como prescindir del coche o el transporte público para los trayectos cortos o tomar las escaleras en lugar del ascensor o las escaleras mecánicas.

Resulta de gran utilidad la meditación o el yoga. Existen además técnicas de relajación muscular, como la conocida Relajación Progresiva de Jacobson, que ayudan a vencer la tensión generada por el estrés.

No se deben descuidar las relaciones sociales. Aunque la tendencia al aislamiento y la anhedonia son síntomas frecuentes, cultivar de forma sana las relaciones sociales dentro y fuera del trabajo genera optimismo y produce un valioso feedback emocional.

Siempre que sea posible, las actividades de ocio que resulten más motivadoras deben tener un espacio en el reparto del tiempo semanal. No importa la cantidad de horas trabajadas semanalmente, es imprescindible tener tiempo personal. Renunciar a él supone un gran coste emocional.