Triunfa con tu elevator pitch en menos de medio minuto
Enfrentarse a una selección de personal es siempre un reto difícil, especialmente cuando está orientada a puestos de trabajo en los que la competencia estará muy igualada. En estos casos, notas cómo crece la presión sobre ti. Para destacarte, además de poner todos tus esfuerzos en preparar la entrevista de trabajo, puedes centrarte en la que quizá sea la pieza clave: el elevator pitch.

¿Qué es el elevator pitch?
También conocido (seguramente por deformación) como elevator speech, se trata de una técnica que nace de la necesidad de las circunstancias. La realidad de nuestro mundo contemporáneo es que tenemos menos tiempo, todo lo que nos rodea está mucho más acelerado. Por lo tanto, captar la atención y, sobre todo, el interés de alguien es una tarea que requiere de habilidades especiales.
El ejemplo arquetípico al que hace referencia la expresión es una situación idealizada: imagina que te coincides en un ascensor con el CEO de la empresa en la que has decidido centrar tu atención. Aprovechas la ocasión para convencerle de que debe contratarte, pero no puedes extenderte, porque solo dispones del tiempo que dure el viaje en ascensor.
Por lo tanto, podemos definir el elevator pitch como un discurso breve, de entre 30 segundos y dos minutos. No olvidemos que su principal objetivo es generar interés, de forma que debe ser impactante y fácil de entender. Debemos diferenciarlo de una presentación, que normalmente contará con una duración mayor y posiblemente el apoyo de medios visuales.
Durante la entrevista de trabajo, tu currículum vitae es imprescindible para que tu posible empleador conozca todos los datos que necesita saber sobre tu formación y experiencia. Pero es una herramienta limitada. Quien realiza la entrevista necesita interesarse por tus fortalezas, tus habilidades más señaladas y aquellas líneas que ha seguido tu formación según tus intereses. Esa es la función que cumplirá nuestro pitch si nos hemos tomado la molestia de elaborarlo adecuadamente, estructurarlo y ensayarlo.
El pitch y tu marca personal
Como podrás descubrir tú mismo o misma, el elevator pitch es una herramienta muy potente que se utiliza en varios contextos: es útil para captar clientes para un proyecto empresarial y en una reunión con un posible inversor. Particularmente, resulta adecuado en los eventos de networking. En estos eventos se busca entrar en contacto con futuros reclutadores y generarles suficiente interés como para conseguir una entrevista posterior. Deberías también preparar una versión escrita para usar en tus redes sociales profesionales.
Si quieres ser eficaz a la hora de captar la atención de las empresas o las personas que te interesan, tu elevator pitch debe ser la expresión de tu marca personal. Esa que has ido construyendo poco a poco a lo largo de tu carrera y que no es otra cosa que aquello que te diferencia de los demás y, por lo tanto, lo que hace únicos tus talentos y habilidades como profesional.
¿Cómo estructurarlo?
Ya tienes una idea de su importancia y su utilidad, así que tómate el tiempo que necesites para redactar tu elevator pitch. Lo ideal es que no se trate de una parrafada cargada de datos, sino de un pequeño discurso perfectamente estructurado, en el que se irán respondiendo a una serie de preguntas implícitas.
Señalábamos al principio la falta crónica de tiempo que padecemos y la dificultad de captar la atención de otros, así que la parte más importante de tu elevator pitch ha de ser el principio. Este responderá a la pregunta: ¿quién soy y a qué me dedico? No deberías emplear más de un par de frases y 10-20 segundos en ello.
A continuación, responderás a la siguiente pregunta, ¿Qué es lo que me hace diferente? Este es el momento de hacer un breve resumen de tu formación y experiencia. Céntrate en a quién te estás dirigiendo y cuál es el perfil que están buscando para eliminar lo que no esté orientado a él. Ten en cuenta que el entrevistador tiene tu currículum y se puede remitir a él para conocer los detalles y las fechas, así que prescinde sin dudarlo de todo aquello que no esté destinado a atraparlo e interesarse por tu candidatura.
La siguiente pregunta que contestarás en el curso de tu elevator pitch es ¿Qué es lo que puedo aportar a la empresa? Aquí es donde haces valer esa marca personal de la que hablábamos antes. Puedes expresar de qué forma encajarás en el equipo de trabajo, aportando soluciones y generando flujo de trabajo.
Y es el momento de hacer el cierre. Busca una buena frase de impacto, breve y concisa, a ser posible que tenga que ver con la visión y el espíritu de la compañía. Aquí puedes echar mano de tu creatividad, teniendo en cuenta que estás buscando interesar a tu entrevistador y no meramente epatar.
Algunos consejos de utilidad
Como estás pudiendo comprobar, tu elevator pitch no es algo que puedas dejar a la improvisación. Aquí te proporcionamos algunos consejos:
- Cuando acabes con su redacción, ensaya una y otra vez. Grábate en vídeo y visiónalo repetidas veces con autocrítica para pulirlo.
- Evita declamar o parecer envarado. Tienes que evitar que tu entrevistado tenga la sensación de que recitas de memoria algo que en realidad no tienes interiorizado. Haber ensayado muchas veces te servirá para conseguir naturalidad.
- Cuida la expresión no verbal y la gestualidad. Ese interés en tu interlocutor del que hablábamos no se consigue únicamente con la redacción del elevator pitch y su ensayo, también es importante la sensación que transmites.
- Hemos dicho que tu pitch debe durar entre 30 segundos y dos minutos, pero te aconsejamos que no pases de un minuto.
- No es el momento de desplegar tus conocimientos. No introduzcas en tu pitch más términos técnicos de los que sean estrictamente necesarios.
- Seguramente no vas a usar el elevator pitch una sola vez en tu vida. Plantéate cada nueva ocasión como un test en el que lo pones a prueba. No dudes en introducir cambios cuando veas que algo no funciona, que algo debe recortarse o ampliarse.
Cuestiones que deberías evitar
- No resaltar los puntos de tu experiencia que resultan más útiles a tu empleador.
- Redactar tu pitch de forma que no resulte natural al declamarlo. Parecerá torpe y envarado y no cumplirá su función.
- Hablar atropelladamente o demasiado deprisa: confundirás al entrevistador y darás una imagen poco confiable.
- No adaptarlo a las circunstancias o a la empresa para la que estás optando.